Principales
“No existen enfermedades, existen enfermos”, Dr. Eduard Bach
Así como en el texto anterior vimos lo importante que es cuidar nuestro cuerpo físico mediante la buena y sana alimentación y el ejercicio físico, esto no es suficiente, también debemos analizar cuan influyente en nuestra salud son nuestros pesamientos.
El ser humano es cuerpo, mente y espíritu. En realidad diría es un alma dentro de un receptáculo, que es el cuerpo físico y en él se manifiesta la manera en que pensamos y sentimos. Así pueden detornarse diferentes enfermedades tanto físicas como psicológicas.
Hoy hablaremos de los pensamientos y su influencia en ellas

Los pensamientos son los precursores de nuestras emociones, de nuestros estados de ánimo.
Por ejemplo al enojarnos (algo muy común y que puede surgir varias veces en un día), siempre hubo pensamientos anteriores que nos llevaron a ese enojo surgiendo de allí una emoción, porque nos identificamos con ese o esos pensamientos. Por lo cual la emoción es la respuesta que se manifiesta en nuestro cuerpo y surge de manera espontánea y sin control.
Ahora, nosotros podemos elegir nuestros pensamientos para tener emociones positivas.
Los pensamientos están relacionados con lo aprendido en nuestra vida, con lo adquirido en nuestra educación, están en nuestra memoria como hábito incluso. Son involuntarios, incluso algunos ya vienen con nosotros desde la gestación. Pero si no son buenos, si nos damos cuenta que nos dañan y también a los demás, es nuestra obligación, como dijo el maestro Jesús, “volver a nacer” y eso implica transformarnos, cambiar de actitud ante la vida, ante lo que surge, por más negativo que sea lo que nos sucede. Tomar esas situaciones como aprendizajes de vida que nos ayudan a madurar, crecer interiormente, evolucionar como humanos. Hacer el esfuerzo de cambiar nuestros pensamientos diarios, ejercitarnos hasta lograrlo. Sabías que, los pensamientos negativos reiterativos, se fortalecen y solidifican en nosotros, rigidizan nuestra mente, transformándose en obsesiones dominantes de nuestra persona.
Lo mismo sucede con las experiencias vividas en el pasado, que han generado emociones (producidas por pensamientos obsesivos negativos reiterativos) de angustia y tristeza profundas (depresión).
Como dije anteriormente la actitud que tengamos ante lo que nos sucede es sumamente importante. Soltar las situaciones, personas, etc, que no nos aportan nada positivo, abrazar las experiencias vividas con amor, con fé y esperanza; como aprendizajes evolutivos de la vida; dejar de lado todo aquel sentimiento de ira, odio, rencor y solo estimular en nosotros el amor y el perdón, sanariamos cualquier enfermedad, o mejor aún, no enfermaríamos.

Pero sucede que la gran mayoría de las veces no nos damos cuenta de los pensamientos negativos reiterados, obsesivos que tenemos, por ejemplo algunos: “No puedo”, “no sirvo”, “no soy capaz”, “sólo me pasa a mí”, “siempre me engañan”, “soy un desastre”, “nunca voy a cambiar”, “nada me sale bien”. Y las emociones que estos nos generan: Ansiedad, angustia, irritabilidad, culpa, vergüenza, apatía, rabia, tristeza, indiferencia, soledad, estados de animo deprimido, decepción, frustración, pánico, miedo… generando síntomas físicos de dolor de cabeza, muscular, óseos, cansancio, tensión, insomnio, taquicardias, etc, nos llevan a actuar mal o no actuar, bloqueo, inseguridad o indecisión.
¿Cómo podemos evitar todo esto o ayudarnos a revertir los pensamientos negativos obsesivos?
1º ejercicio diario: “Analizar nuestros pensamientos”, no podemos vivir nuestra vida por inercia, es obligación cuidarnos y ser conscientes de nuestros pensamientos es un gran aporte a ello.
¿Cuántas veces al día hacemos conciencia de nuestros pensamientos? ¿Estamos atentos a nuestra mente? Es fundamental observarnos, que hay en ella, tomarnos ese tiempo de análisis. ¿Qué pensamos habitualmente? ¿Qué nos lleva a las emociones que nos surgen en el día? Estas preguntas es importante que nos las hagamos para reconocerlas primero y luego poder cambiarlas, modificarlas y no dejar que nos dominen.
2º ¿Cómo lograrlo?
Un tiempo en el día dedicarlo al silencio interior, la meditación, la introspección nos ayuda mucho a observar nuestra mente, qué pensamientos tenemos en ella y hacerlos conscientes. Además, ese poder ir a nuestro interior, junto a una respiración abdominal profunda, haciendo conciencia de cómo el aire entra y oxigena, purifica todo nuestro cuerpo nos produce más quietud, más calma y baja la frecuencia de pensamientos negativos.

De esta forma, si lo realizamos a diario, evitaremos que se generen reacciones automáticas en el hablar y el accionar, ante situaciones repetitivas de experiencia vividas con anterioridad similares, que pudieron, con el paso del tiempo, haberse transformado en hábitos.
Según como incorporamos esos hábitos, pueden transformarse en positivos o negativos para uno mismo y para los demás.
Buda dijo: “Somos lo que pensamos. Todo lo que somos surge de nuestros pensamientos. Con nuestros pensamientos construimos el mundo”.
Como sean tus pensamientos serán tus palabras, emociones y acciones.
Recordemos: Siempre antes de una emoción y una acción, hay un pensamiento.
La percepción de la vida de cada uno depende de la evolución que realicemos, del libre albedrio, de nuestra manera de pensar desde nuestro estado de conciencia y desde nuestra comprensión.
Jean Pierre Garnier Malet (físico francés) decía: “No pienses en hacerle al prójimo lo que no te gustaría que el prójimo piense en hacerte a ti”. La clave para una vida mejor y por ende un mundo mejor, está en el pensamiento responsable de todos los actos y emociones. Y sólo con verdadera conciencia podemos cambiar la manera de pensar y si además somos seres agradecidos el logro será aún mayor.
Nuestro verdadero “yo”, nuestra verdadera esencia de lo que somos, la podemos encontrar cuando hacemos conciencia en ese espacio que se genera entre pensamiento y pensamiento y con la atención completa de cada acción.
Sugiero hagamos la practica de análisis de nuestros pensamientos negativos diarios; transformarlos en pensamientos positivos en nuestra mente, para así poder ir generando tendencias positivas en nuestra vida, siendo concientes de la verdadera naturaleza de lo que somos. Ese espacio vacío que se generan de PAZ, CALMA, FELICIDAD es en realidad lo que somos por naturaleza.
Quien mira afuera, sueña. Quien mira adentro, despierta
Carl Gustav Jung, discípulo de Freud.
Farmacéutica Beatriz Panizzi.
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