Los datos surgen de un informe de Argentinos por la Educación. Problemas de salud, el clima y la falta de ganas, entre los motivos de las ausencias.
«Si la repitencia es la antesala del abandono, el ausentismo estudiantil es en sí mismo una forma solapada y silenciosa de abandono escolar«, dice Bruno Videla, docente de secundaria y uno de los autores del informe «Ausentismo estudiantil en secundaria: percepción y dimensiones», del Observatorio de Argentinos por la Educación. Un «abandono en cuotas», como lo define el docente. En Santa Fe, el 18 por ciento de los estudiantes del último año del secundario tiene al menos 20 faltas, mientras que a nivel nacional la cifra trepa al 26%.
En términos concretos, decir que el 26% de los estudiantes del último año de secundaria reconoce tener 20 o más faltas por año implica que se ausentaron al menos un 14% de los días de clase.
El documento de Argentinos por la Educación —con autoría de Bruno Videla, Martín Nistal y Eugenia Orlicki— aclara que dado que la Argentina no cuenta con estadísticas públicas sobre ausentismo estudiantil, utilizan los datos del cuestionario de Aprender 2022, en el que los estudiantes del último año de secundaria reportaron sus inasistencias. De allí también se desprende que para el 49% de los directores de secundaria, el ausentismo estudiantil es hoy el principal problema en el proceso de enseñanza y aprendizaje.
El ausentismo en cifras
El cuestionario se aplicó el 19 de octubre de 2023. Dependiendo de cada provincia, para esa fecha el calendario escolar indicaba que los alumnos deberían haber tenido unos 142 días de clase. Pero para entonces, el 26% de los alumnos reconoció tener 20 o más inasistencias, lo que implica que faltó al menos un 14% de los días de clase previstos. Además, un 18% de los alumnos afirmó tener entre 15 y 19 inasistencias; el 21%, entre 10 y 14 inasistencias; el 20%, entre 5 y 9; el 12%, menos de 5; y el 3% ninguna.
Las provincias con mayor proporción de estudiantes que declaran más de 20 inasistencias a esa altura del año son Buenos Aires (36%), Tierra del Fuego (31%), CABA (28%) y La Pampa (27%). En el otro extremo figuran San Juan (9%), Santiago del Estero (12%) y Jujuy (13%). Santa Fe promedió un 18% de inasistencias.
El informe explica que el ausentismo estudiantil tiene efectos negativos inmediatos sobre el desempeño académico, el riesgo de repetición y abandono, el desarrollo social y emocional de los niños y las probabilidades de finalización de la educación secundaria, además de otros efectos a largo plazo.
«No tenía ganas»
Otro dato significativo que se desprende del informe es que el ausentismo afecta a los estudiantes de todos los sectores sociales: no hay diferencias significativas en la cantidad de faltas que tienen los alumnos de distintos niveles socioeconómicos. En cambio, sí se observan diferencias en los motivos.
Es que a la hora de hablar de los motivos de las faltas, para los estudiantes del quintil más bajo (los de menores recursos), los principales motivos para ausentarse son problemas de salud propios (54%), problemas de acceso a la escuela por el clima o el transporte (30%) y la falta de ganas de ir a la escuela (24%). En el quintil más alto, las razones que predominan son problemas de salud propios (67%), falta de ganas de ir a la escuela (48%) y llegadas tarde a clases (24%). En todos los sectores hay una proporción elevada de estudiantes que aluden a “otros motivos”, una cuestión en la que el informe sugiere profundizar.
Menos aprendizaje y desvinculación
“Menos días de clases implican necesariamente menos aprendizajes, menos socialización y más desvinculación. Resulta fundamental contar con datos precisos para poder dimensionar la magnitud del problema y así pensar en estrategias para abordarlo”, afirma Bruno Videla, coautor del informe. Y agrega: “El dato acerca de que no existen diferencias en cuanto a nivel socioeconómico nos dice mucho. La falta de ganas de ir a la escuela interpela también a las familias, que muchas veces entienden que lo que pasa en la escuela no es más importante que otras tantas actividades, o bien que ir a la escuela puede ser una decisión sometida a la voluntad de los chicos”.
Viviana Postay, especialista en gestión educativa y docente del nivel superior, dijo que la mitad de los directores de nivel secundario del país piensa que el obstaculizador más importante para una buena enseñanza es el ausentismo de los alumnos. Y abundó: «Esto nos obliga a repensar el lugar de los adultos dentro y fuera del sistema. Debemos interrogarnos sobre las relaciones entre la familia y la institución escolar: ¿qué pasa con los adultos a la hora de colocar límites al ‘no tengo ganas’ como motivo de inasistencia e impuntualidad? Reconstruir tramas de autoridad entre adultos, donde la familia apoye el trabajo de los docentes y viceversa, resulta fundamental para el cuidado y el aprendizaje de los adolescentes: la primera condición para aprender de manera profunda es la asistencia continua y sistemática a la institución escolar».
Fuente: La Capital