A veces las palabras sobran y tantas otras veces no alcanzan para expresar lo que uno quiere decir. Belgrano de Serodino volvió a gritar (en el cielo y en la tierra) campeón después de 16 años. Las sonrisas se mezclan con las lágrimas en un festejo que parece no tener final.
Hay caminos fáciles y algunos más difíciles. Lo cierto es que hay que andarlos, y una vez que llegaste a la recta final, no dependes de nadie más que de vos mismo.
Belgrano de Serodino esperaba hacía más de un mes en la final de la Liga Totorense. Se ganó ese lugar tras ser el ganador del torneo apertura y el ganador del torneo clausura, en simples cuentas: el equipo más regular del año.
Del otro lado llegaba un Sportivo que había puesto mucha garra y corazón para estar en la final. En un camino un poco más largo, el equipo de San Genaro había hecho todos los méritos para estar ahí.
10 de diciembre. Ya no servían los análisis de quién llega mejor, quien tuvo bajas o quién tiene mejor plantel. 11 contra 11. Se jugaban los primero 90 minutos de 180 que separaba a un equipo de la gloria.
Pese al fervor de los hinchas, los equipos no pudieron contagiarse y el encuentro terminó igualado en 0. Todo se definía en el Parque Provincial del Trigo.
Llegó el gran día. Este 17 de diciembre teníamos un nuevo campeón de la Liga Totorense. Con lluvias y tormenta eléctrica de por medio, se comenzara a palpitar una nueva final.
Hay quienes deben haber comenzado el día con un mate para bajar la ansiedad, y otros con una jarra de vino para que todo sea euforia. Había algo que todos tenían en común: hambre de gloria.
El partido nuevamente terminó igualado en 0. El campeon 2023 de la Liga Regional Totorense de Fútbol se definía desde el punto de penal.
Aca ya no puede confirmar que sea 11 contra 11. Belgrano tenía algo más. No sabíamos si era el empuje de Eduardo desde adentro, sentado en la lejanía apretando el puño y mirando el cielo, o si era Chori, que bajó para cumplir su promesa de llevar a Belgrano de Serodino a lo más alto.
En la cancha, las manos y pies de Juanchi Pierini, un pibe del club, le dio la hazaña a Belgrano de Serodino de gritar campeón después de 16 años. Todos los ojos y brazos buscaron un objetivo en común: Eduardo Zanatta. El que trabajó incansablemente para que el León sume una nueva estrella a su escudo.
Los pibes de Serodino y los de afuera: todos levantaron la bandera de Chori en los festejos. La levantaron tanto durante todo el año, que en la tarde de este domingo, borraron la distancia entre el cielo y la tierra.